Cómo actuar ante los daños ocasionados por las heladas
Leer el artículo destacadoLamentablemente, el pasado mes de abril nos dejó un amargo sabor de boca arrasando multitud de cultivos, tanto agrícolas como forestales, con una excepcional helada en la que se llegaron a alcanzar hasta 9 grados bajo cero en algunas zonas. Esta situación vino precedida de unas temperaturas notablemente más altas de lo normal para la época del año, lo que provocó que todos los árboles y cultivos adelantaran su brotación.
Esta helada totalmente excepcional, y de la que no se tienen registros similares en los últimos cien años, también afectó a las plantaciones de chopo, que lamentablemente se han visto seriamente dañadas, sobre todo las situadas en la mitad norte de la provincia de León y que están por encima de los 850 metros de altitud.
Aunque factores como la exposición al sol, resguardo de vientos, localización en fondos de valle y proximidad a cauces han hecho que los efectos de la helada sean totalmente distintos en cada caso particular, se puede generalizar que tanto las choperas recién plantadas, como las de dos y tres años de edad se han visto notablemente afectadas, lo que provocará como regla general la pérdida de uno o dos años de crecimiento.
El aspecto desolador que presentan las plantaciones ahora mismo nos puede llevar a dudar de la supervivencia de las mismas, pero en poco tiempo empezarán a aparecer, si no lo han hecho ya con estas últimas lluvias, rebrotes por los que un nuevo árbol podrá sobrevivir. Esto se debe a que, aunque esta helada ha podido afectar en mayor o menor medida a las ramas y la guía de los chopos, no ha afectado al sistema radical ni a la totalidad del cambium vascular del tronco, en el que existen multitud de yemas durmientes esperando el momento para cumplir con la misión de corregir un desequilibrio entre el sistema radical y la copa del árbol.
En el caso de plantas del primer y segundo año la afección puede ser mayor, ya que no se encontraban lo suficientemente lignificadas como para poder superar semejante bajada de temperatura, de tal forma que en ocasiones puede ser necesario recurrir a descubrir los 10-15 cm de la parte inferior del tronco para destapar alguna de las yemas que se encuentran en esa primera capa del suelo, donde la helada no ha producido daños y por la que se pueda conseguir un rebrote vigoroso que sustituya a la parte aérea ya completamente seca.
Para el caso de árboles de mayor porte, el cambium vascular habrá soportado mejor el azote de la helada y será posible la pervivencia de yemas a mayor altura, provocándose un rebrote en los próximos días que deberemos compensar realizando podas de formación adaptadas a cada caso concreto a partir del próximo invierno, para que en varios ciclos recuperemos el equilibrio del árbol, intentando buscar la rectitud del fuste para incrementar su valor a futuro.