El chopo también es capaz de crear innovadoras obras de arte
Leer el artículo destacadoEl chopo no solo sirve para fabricar atractivos muebles, sino que también es capaz de producir arte y cultura. Así lo ha demostrado Enric Pladevall, un destacado escultor catalán que en su última obra,“Fantasma”, ha utilizado el contrachapado de Garnica como materia principal para el montaje. Pero, ¿por qué ha elegido precisamente este material?
Según señala él mismo, “por su gran estabilidad, por mantener el mismo grosor en toda la superficie y por la gran fiabilidad a las tensiones y alteraciones”. Sin embargo, las cuestiones puramente tecnológicas no han sido las únicas razones para decantarse por el chopo. A ellas se han unido las estéticas. Y es que este contrachapado le pareció el material más uniforme y blanco en cuanto al color, “cosa que me permitía patinar con gesso y pintura acrílica toda la superficie, acentuando al máximo este carácter etéreo”.
Las esculturas de Pladevall, un escultor catalán nacido en Vic en 1951, han alcanzado fama mundial. Se exhiben en importantes museos como los de Arte Contemporáneo de Barcelona, Madrid y Cuenca, la Fundación Juan March, el Lehigh Art Galleries Museum en Pensylvania, Atlanta History Center o Urban Redevelopment Authority Collection, en Singapur. Además, la obra pública de este artista puede verse en Corea, Barcelona, Vic, Manresa, Reus, El Prat del Llobregat o Girona. Y entre sus esculturas figuran algunas tan interesantes como Androgyne Planet at Centennial Olympic Park de Atlanta (USA) y El Árbol de la Vida en el Cosmocaixa de Barcelona.
Aunque el proyecto “Fantasma” ha nacido ahora, sus raíces han crecido durante las dos últimas décadas. Surge de una idea generada a finales de los años noventa del pasado siglo, cuando el artista trabajó en dos proyectos (el Somium Athleticum y Box of Ideas) que exploraban el mundo orgánico con la madera como principal protagonista. La idea es simple: “la aparición de un fantasma, una sábana blanca que abraza al observador con un ojo longitudinal que deja pasar la luz”. Pero el proyecto es completamente rompedor y, como reconoce Pladevall, ha tardado muchos años en atreverse a realizarlo. Sin embargo, ahora ha dado el paso gracias a la ayuda de la tecnología, en concreto a la aparición de programas informáticos como el Rhino, que permiten modelar en 3D y pasar luego a Autocad 2D.
La pregunta es evidente: ¿cómo ha respondido el material utilizado? Y la respuesta nos la da el propio Enric Pladevall con una sola palabra: “perfectamente”. Se utilizó una máquina de control numérico 2D, que cortó y taladró cada una de las piezas para poder luego montar el puzzle con la ayuda de las clavias. Una vez que estuvo todo encolado vino el pulido: “este proceso fue lento, pero me permitió corregir pequeños errores, cosa que si hubiera cortado con una 3D no hubiera sido posible”. Y, finalmente, “los acabados con gesso, pulir de nuevo manualmente y acabado final con barniz”.
Parece curioso escuchar las explicaciones de un artista sobre cuestiones tan técnicas y materiales en el proceso de elaboración de su propia obra. Sin embargo, es precisamente el acierto en este proceso y en los materiales utilizados lo que le da todavía más valor al resultado final. Por eso, no es extraño que el escultor asegure que ha sentido una “gran emoción y satisfacción al ver conseguido un reto artístico-técnico nada fácil”. Y afirme creer que “la escala, la morfología, y la textura de la pieza son adecuadas”. ¿El resultado final? Sin duda, una obra con misterio y gran poder de atracción.
Pero como todo buen artista, este catalán ya tiene en mente nuevas piezas, en las que también piensa utilizar el mismo contrachapado de chopo. En este caso, se trataría de una trilogía que le gustaría exponer de forma conjunta. Pladevall agradece a Garnica su colaboración en el proyecto, así como a Decustik, que le proporcionó la tecnología para el corte con control numérico. Garnica también le agradece a él esta interesante oportunidad de demostrar que el chopo también es capaz de contribuir a la creación de verdaderas obras de arte.