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Los viveros y la planta de chopo

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A la hora de planificar una plantación de chopos, uno de las claves para su éxito es la elección de una planta de calidad y tamaño adecuado a la profundidad de plantación de nuestra parcela. Además, estas plantas tienen que tener un buen estado fitosanitario y haber experimentado un impecable manejo durante todo el proceso de crecimiento en vivero, así como en el momento previo a la plantación. 

Para ello, es fundamental recurrir a un Vivero Registrado, que deben tener una trazabilidad y garantías fitosanitarias, además de poder certificar el clon que se le requiere. Se tendrán que aportar los certificados necesarios para poder adherirse a la certificación forestal si así se quisiese.

El ciclo productivo para la planta de chopo suele ser a dos años, es decir, dos sabias, aunque para plantaciones a raíz superficial se podría emplear planta de una sabia, si las dimensiones son las adecuadas.

En cuanto a la longitud de la planta sería suficiente una planta que sobresalga entre dos y tres metros por encima del terreno una vez plantada.

Además, el chopo debe tener un grosor adecuado, ya que este factor indica que la planta dispone de reservas suficientes para afrontar el cambio de ubicación del vivero a la plantación.

La relación altura/diámetro es, por tanto, clave para la buena respuesta de la planta en la futura plantación.

Para conseguir una planta de calidad en vivero es indispensable estaquillar a un marco adecuado, con densidades en torno a 12.000 estaquillas por hectárea, además de acompañar con labores de control tanto de plagas como de enfermedades. En caso de que se produjesen, crearían una merma no solo en el número y las dimensiones de la planta, sino en las reservas de las que dispondrán para afrontar el arraigo en la parcela de plantación.

En los clones interamericanos se hace indispensable la necesidad de controlar en vivero los ataques de roya de final de verano, que provocan una falta de lignificación de las plantas que las hace extremadamente sensibles a sufrir bajas, tanto por heladas como por otros hongos propios de primavera y verano.

Otros patógenos a controlar en vivero es la presencia tanto de barrenillos como de defoliadores y pulgones, para lo que bastarán entre dos y cuatro tratamientos con insecticidas sistémicos durante cada ciclo productivo.

Por todo ello los viveros de planta de chopo han de encaminar su producción hacia la calidad, más que a la cantidad, ya que el mercado es cada vez más exigente.

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