A medida que las poblaciones de corzos y ciervos se incrementan y colonizan nuevos territorios, existe el riesgo de que actúen sobre la vegetación existente causando daños tanto en cultivos agrícolas, como en plantaciones forestales. Es por tanto cada vez más necesario proteger nuestras plantaciones con distintas medidas y evitar este tipo de daños, sobre todo en los tres primeros años de vida, en los que son más sensibles a este tipo de ataques.
Existen varios sistemas que ayudan en la protección de los chopos de la fauna, desde los cercados convencionales, pasando por los ahuyentadores sonoros y olorosos o los protectores de tipo “Tubex”.
Otro de los inventos más simples y eficaces son las cintas plásticas, trozos de plástico de aproximadamente 1 metro de largo doblados por la mitad y anudados sobre el tronco a la altura de la rodilla.
Uno de los protectores más efectivo, además de ser muy económico, es la colocación de una red de balizado alrededor del tronco para evitar el rascado con la cuerna que, según la altura de colocación, serviría para el caso de corzos y ciervos, según el caso.
Todos ellos, además de ingeniosos, ayudan a evitar de forma no agresiva que los animales que pueblan la zona puedan entrar en las plantaciones o, al menos, a evitar que causen daños considerables en los árboles.