Una vez finalizada la plantación, los jóvenes chopos, ávidos de agua y nutrientes, comenzarán a desarrollarse, pero el trabajo no ha hecho más que empezar.
En primavera y verano se procede a eliminar especies que puedan hacerles competencia, sobre todo en los primeros años, mediante el gradeo, generalmente con grada de discos.
Las podas son muy importantes una vez realizada la plantación. Depende de ellas y de su ejecución, la calidad de la madera obtenida y por tanto, la rentabilidad futura de la explotación.
Su objetivo es conseguir fustes rectos y limpios para obtener la mayor cantidad de madera aprovechable para la industria de desenrollo, que es la más rentable.
Los primeros tres años se dedican al guiado de la planta. El cuarto y quinto año, se dedican sobre todo a la limpieza del fuste y con menos intensidad, al guiado de la planta. A partir del sexto año no se suelen realizar podas.
Con todo esto se aseguran al menos 3 metros de fuste limpio en edades tempranas, y si los crecimientos lo permiten, 6 metros de fuste limpio en la corta.
Como respuesta a las podas, el chopo intenta equilibrar su superficie de hojas haciendo brotar yemas en el tronco, lo que provoca el surgimiento de chupones -pequeñas ramas que salen del tronco central- que deben ser eliminados para evitar una pérdida de calidad en la madera.
Mientras los chopos crecen, es importante realizar un seguimiento del desarrollo de los mismos para conocer de la manera más precisa posible la rentabilidad real de la explotación, así como vigilar y combatir las plagas y enfermedades que pudieran atacar a nuestra chopera, sobre todo en los primeros años de vida, en los que son más sensibles a cualquier tipo de daño.
